Si todavía no tienes claro si la inversión puede ayudarte a conseguir tus objetivos, espero que las siguientes razones te ayuden a decidir.

1. Invertir amplía tus conocimientos

Cuando inviertes, no solo importan los números. Todas las empresas tienen un balance con activos y pasivos, un cierto número de acciones, ratios de valoración, una cotización… los elementos cuantitativos, numéricos, siempre son los mismos.

Ahora bien, las empresas son muy distintas las unas de las otras y un 5% de margen neto es fantástico en unos sectores y penoso en otros. Para invertir bien, no te queda otra que estudiar a fondo las empresas y su actividad. No llegarás a ser un experto en la materia pero ampliarás muchísimo tus conocimientos sobre sectores empresariales de cuyo funcionamiento antes no tenías ni idea:

  • ¿En qué países se produce el cobre de los cables de tu casa?
  • ¿Cómo es posible que los helados de la marca Frigo sean tres veces más caros que los de Hacendado y se sigan vendiendo?
  • ¿Por qué esta empresa ridículamente pequeña es capaz de cobrarle tanto a grandes compañías por la fabricación de envoltorios para sus productos?
  • La oferta de Construcciones S.L. en aquella licitación de Arabia Saudí fue la más cara de todas, ¿por qué consiguió llevarse el contrato?

Buscar activamente dónde colocar tus ahorros para generen la rentabilidad que vas buscando requiere un trabajo de investigación que te aportará muchos conocimientos a priori (y experiencia a posteriori) que te irán llegando al ritmo que tú marques, conforme estudies empresas interesantes en las que invertir.

2. Invertir te enseña que los matices importan

Si eres el tipo pragmático que sobresimplifica los problemas, en inversión te darás cuenta de quequizá tengan razón aquellos que se paran a analizar lo que para ti son minucias.

Yo tuve que aprenderlo a la fuerza al invertir en Duro Felguera, mi primera inversión: «Tiene un margen neto del 12%, eso es que la empresa es buenísima. ¿Qué más dará cuál sea la razón?»

Las razones y los detalles importan, y los números son lo último que hay que analizar, cuando ya entiendes bien el negocio de la compañía. Una pequeña investigación me habría mostrado que ese margen neto tan fabuloso se debía a un proyecto puntual y que, de no ser por él, el rendimiento de la empresa era normalito.

3. Invertir te enseña a ignorar el ruido

El miedo vende periódicos y noticiarios. Guerras, catástrofes económicas, quiebras de bancos… siempre se ven acompañadas de palabras como «no se recuerda nada igual» o «la situación es alarmante». ¿Quién va a prestar atención a un medio de comunicación que diga «esta guerra está siendo normalita en comparación con otras» o «la bancarrota de esta empresa no tiene nada de especial»?

El mundo está lleno de desgracias, sí. La gente se muere en guerras y epidemias, los trabajadores se quedan en la calle cuando cierra la fábrica y la desnutrición asola África. No te digo que no te preocupes. Reza por estas causas y, si es posible, ayuda con algo más que plegarias. Pero no malvendas tus inversiones por miedo sin pensar antes con lógica: ¿Esta noticia catastrófica hará que los clientes de mi empresa que vende arroz compren menos?

Tras un tiempo invirtiendo, aprenderás a distinguir el ruido de la información realmente importante y verás que no necesitas estar pegado a las noticias para ser un buen inversor.

4. Invertir te enseña a ser empresario

Si tienes un pequeño negocio o eres autónomo, aprender contabilidad y análisis de empresas te aporta un enfoque nuevo.

Te das cuenta de que, si tus clientes te pagan a plazo, les estás financiando y liberándoles fondos. Esto te pone en mejor posición para negociar tarifas.

Aprendes que el más barato no tiene por qué ser el que gana. Los guardias de seguridad del centro comercial no son competencia para los guardaespaldas del Presidente del Gobierno, aunque sean mucho más baratos. Son ligas distintas, así que no tienes por qué competir en precio.

Entiendes las amenazas de tu sector y aprendes a compensarlas. Si te dedicas a fabricar bolígrafos y la mayor amenaza son las importaciones chinas, el segundo negocio que abrirás ya no será una fábrica de lápices, sino algo que los chinos no puedan vender desde el otro lado del mundo. Por ejemplo, una cafetería agradable para ir a trabajar o leer tranquilamente.

5. Invertir te hace responsable

Para invertir con regularidad es necesario establecer un hábito de ahorro en el que forzosamente tendrás que gastar menos de lo que ganes para adquirir activos. Tras pocos años, dispondrás de un patrimonio que te generará ingresos regulares en lugar de estar parado en el banco.

Si no invirtiese en bolsa, probablemente me habría gastado ese dinero en un móvil nuevo que no necesito o en un coche que tampoco me hace falta y que hoy valdría la mitad de su precio inicial. Pese a haber gastado mis ahorros, mi vida de hoy no sería muy distinta pero mi situación financiera sí.

Conclusión

Invertir no consiste únicamente en ganar dinero. Cuando inviertes, incorporas un nuevo punto de vista a tu repertorio de filtros para analizar situaciones cotidianas. Lo que antes era un gasto, ahora es una inversión si te ha enseñado algo que difícilmente podrías haber aprendido de otra manera. Lo que antes te daba miedo y pavor, ahora te anima a buscar oportunidades porque sabes que, cuando los demás huyen, malvenden activos que tú puedes comprar a precio de ganga.