¿Qué es una trampa de valor?
Una trampa de valor es una acción que se disfraza de una buena oportunidad, pero que resulta ser básicamente una empresa moribunda. Parece una ganga por la caída en su cotización, sin embargo, a diferencia de una acción de valor, ésta cotiza a la baja por una razón fundamental. Está experimentando un cambio drástico en el negocio. Reconocidos gestores de fondos de inversión sugieren que existen dos tipos principales de trampa de valor.
Trampa de Valor Impulsada por Ganancias – en este tipo de trampas el inversor de valor se deja llevar por el espejismo de una baja relación PER (Price-to-earnings), esta baja relación viene a acompañada de una constante pérdida de ingresos que puede durar años.
Trampas de valor basada en activos – estas son del tipo donde las acciones son excepcionalmente baratas en comparación con sus activos. El error se evidencia cuando se está esperando un retorno a un nivel de alta rentabilidad que en realidad es insostenible.
Concejos para evitar trampas de valor, en retrospectiva es sencillo señalar los errores de inversión y de hecho lo es porque tienes la información necesaria para determinar lo que fue y no fue buena idea, a continuación 10 concejos de James Chanos para evitar trampas de valor.
10 Concejos de James Chanos para Evitar Trampas de Valor
¿El sector está en declive? – no importa cuán buena es la compañía en cuestión si el sector muestra indicios de estar muriendo, probablemente tenga que dar una gran batalla para obtener mejores resultados.
Existe el riesgo que nueva tecnología pueda revolucionar el negocio – no se lo tomen a mal, pero la tecnología puede ser enemiga de los inversores jeje esto puede pasar cuando la nueva tecnología puede cambiar radicalmente la industria y por ende sustituir la tecnología anterior. Un ejemplo sencillo fue la estrepitosa caída de BlockBuster, una tienda de alquiler de películas y el surgimiento de un nuevo modelo de negocio llamado NetFlix.
Fallas en el modelo de negocio – en ocasiones una compañía puede estar trabajando en un mercado que ya no existe o que esté próxima a desaparecer, ocasionada por la competencia o nuevos sustitutos.
Excesivo apalancamiento – si analizas bien, las compañías son cómo la personas, nadie puede vivir tranquilo toda su vida sumergido en deudas, por esta razón, las compañías con un fuerte apalancamiento tienden a crecer menos en el largo plazo, e inclusive arrojar perdidas en el mediano y largo plazo.
Evitar las empresas con contabilidad dudosa – compañías que empleen técnicas dudosas de contabilidad o demasiado agresivas es mejor mantenerse alejado de ellas, la recomendación de los expertos enfatiza en leer las notas de pie de página en los informes anuales y dudar de métricas contables no convencionales.
Estimaciones excesivas de las ganancias – sospechar cuando los directivos hagan estimaciones demasiado ambiciosas con crecimientos anules que no son sostenibles en el tiempo.
Incremento de la competencia – evitar compañías que no posean una ventaja competitiva, esto implica tener cuidado con la competencia más cuando esta es feroz, un pista puede ser una disminución en los margen de rentabilidad de la empresa ocasionados por la guerra de precios.
Identificar los productos de moda – otro signo de una trampa de valor son aquellas compañías cuyos productos son meros caprichos de los consumidores. La evolución de la moda o gustos de las personas puede dar a entender que los productos de determinada compañía son una moda pasajera.
Crecimiento a través de adquisiciones – Chanos sostiene que el crecimiento a través de adquisiciones es un signo importante de una trampa de valor. En el “Inversor Inteligente” Graham señala el alto riesgo de las compañías que se dedican a comprar a otras con una media de 3 por año.
Cómo la diversificación puede disminuir el riesgo – sobre la diversificación se escrito mucho, y todos hemos oído el refrán “No poner todos los huevos en una misma canasta”. Pero un número de expertos entre ellos Bill O´Neil argumentan que una excesiva diversificación solo refleja una cobertura sobre la ignorancia y que las personas que no saben lo que hacen diversifican en todos los sectores. Intuitivamente a mayor número de acciones los costos de transacción también se incrementan.
Un portafolio de acciones bien gestionado por un inversor de valor puede estar entre las 10 y 20 acciones.
¿Cuando vender?: Philip Fisher sostiene que existe tres condiciones que sugiere que una acción debe ser vendida.
- El inversor ha cometido un error en la valoración de la compañía.
- La compañía se ha deteriorado de alguna manera y ya no cumple con los criterios de compra.
- El inversor descubre una compañía mejor que promete resultados más altos a largo plazo
En el “Inversor inteligente” Graham aconsejaba mantener en cartera acciones de valor por lo menos 5 a 7 años.
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