Los antiguos griegos creían que todo ciudadano debe estudiar oratoria y el arte de la persuasión. Aristóteles lo dividió en tres componentes: ethos (cómo ganar el respeto del auditorio), logos (cómo dar sustento al mensaje) y pathos (cómo apelar a las emociones y persuadir con argumentos). Si domina los tres elementos, ya está casi cumplido. Las siguientes son ocho maneras de ayudarse a transmitir sus ideas de modo convincente y persuasivo en cualquier situación en la que deba hablar en público.
1. Practique
La práctica es clave para dominar cualquier capacidad. Winston Churchill pasaba una hora preparándose por cada minuto que hablaba en público. Un discurso de 45 minutos significaba 45 horas de preparación (una semana de trabajo promedio), aunque tenía que conducir un país y una guerra.
2. Tenga un gancho
Como todas las grandes canciones que nunca olvidamos, su discurso debe tener un gran gancho. Considere las charlas TED más vistas. En los primeros dos minutos, el orador lanza su gran idea. «Es la educación la que debe llevarnos al futuro inasible», dice sir Ken Robinson, que hace campaña por la creatividad en el aprendizaje.
3. Cállese
Napoleón Bonaparte era un maestro para movilizar a su tropa. Pero para compensar su baja estatura y su francés crudo con acento corso usaba el poder del silencio. Antes de la batalla, se paraba en silencio delante de sus tropas hasta un minuto, antes de dirigirse a ellas. David Hume, que escribía discursos para cuatro presidentes, lo llama la «demora estratégica», que «agrega peso y sabiduría» a la percepción del público.
4. Hágalo real
5. Haga al público soñar con una estrella
Así como una historia tiene un arco narrativo, una presentación tiene una estructura que puede llevar al público a aceptar una idea. En su charla TED, Nancy Duarte usa la estructura de una serie de cambios contrastados de lo que es a lo que podría ser. Es un patrón que puede encontrarse en los mitos heroicos, en la música clásica y en los discursos de grandes comunicadores como Martin Luther King y Steve Jobs.
6. Hable con su cuerpo
Sean Stephenson, autor deDeje de dudar: cómo terminar con el autosabotaje y lanzarse al ruedo, fue pasante en la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton. Se maravilló de su habilidad para relacionarse con la gente por medio de un repertorio amplio de gestos físicos. ¿El efecto? Todos «se reían, lo abrazaban y lo escuchaban atentamente», dice Stephenson. Clinton les ponía la mano en el hombro, la espalda o el antebrazo al hablar. Los miraba a los ojos y usaba expresiones faciales para generar empatía
7. Póngase en movimiento
Cuando Chris Rock, el comediante, actuaba de joven, se paraba sin moverse delante del micrófono. Eddie Murphy vio la actuación y le dio un consejo: para retener la atención del público, debía moverse. Desde entonces Rock camina por el escenario. Amy Jen Su y Muriel Maignan Wilkins escriben: «El movimiento despierta el sistema nervioso central. Nuestros ojos siguen el movimiento [cuando usted se mueve en el escenario] el público no puede evitar mirarlo
8. Suba a escena
Martin McDermott, autor de Hable con coraje, advierte que la gente con experiencia escénica comúnmente habla en público con más naturalidad. No tiene que haber sido la estrella del musical en la escuela, «seis meses de improvisación fortalecieron mi capacidad como presentador más que cualquier curso profesional que haya hecho», dice.
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